domingo, 4 de abril de 2021

Edades y Etapas

Edades y Etapas


Fue en una tarde lluviosa de viernes cuando Ruth estaba hablando con su vecina, y confiándole secretos desde lo más profundo de su corazón.  Al principio le parecio inapropiado, pues solo había invitado a la nueva vecina a la casa como un signo de cortesía, para conocerla y para presentarla al resto del vecindario. Pero mientras miraban las fotos de su hijo Adrià cuando era un bebé, despertó un sentimiento muy profundo dentro de ella. Ella no entendía porque había tomado la decisión de trabajar en casa, si su hijo no la iba a necesitar, más bien se sentía como una cocinera, una criada y lavandera, pero nunca como una mamá.


La profesora de Adrià escuchaba todo esto atentamente. Finalmente pregunto “’¿alguna ves has considerado que la necesidad que sientes de cuidar a tu hijo es porque el aun necesita que alguien lo cuide?”


Ruth se quedo atonita mirando a la profesora por unos momentos, porque había dicho un comentario que había estado dando vueltas en la cabeza de Ruth por meses, algo que ella de algún modo sentía pero que no había podido sacar de su corazón. Adrià acababa de cumplir 13 años. Ella había reprimido sus instintos maternales al máximo por considerarlos egoístas. El muchacho rechazaba todos los intentos de ser consentido o de que su madre mimara. Pero había una actitud en sus rechazos que le resultada misteriosa.


Ruth continuó diciéndole a la vecina que tal ves tenía mucha razón en sus comentarios, pero Adrià le interrumpió: “tengo el presentimiento de que si tan solo escuchas tus instintos, las cosas van a mejorar mucho con tu hijo” y le guiño el ojo con una sonrisa.


La profesora se despidió, no sin antes acordar hacer planes para salir a cenar juntas un día próximo.


Cuando Adrià llegó a casa, un plato de galletas y un vasito de leche estaban esperándolo en la cocina. Este rito siempre se había repetido en la casa hasta que cumplió los 9 años. Dudó un poco en tomar las galletas con leche, pero tenía hambre. “Gracias” grito, y se fue a sentar frente al televisor, llevándose su bocadillo.


Se fue a acostar un poco temprano para un fin de semana, porque su mamá insistió, diciéndole que tenían muchas cosas que hacer por la mañana. Adrià no se quejó, porque se sentía cansado de todas maneras, y se quedo dormido rápidamente. 


Esa noche soñó que estaba caminando por un río, y mientras el agua fluía a su alrededor, se sintió feliz, como si esta se estuviera llevando todas sus preocupaciones y problemas.


Se levantó todo mojado y con mucho frío. Esto era algo que nunca le había pasado. Tenía miedo de lo que diría su madre si descubriera que él se había hecho pipí en la cama, y estaba demasiado avergonzado como para averiguarlo. Entonces decidió que lo mejor era esconder la evidencia, “tal vez pueda esconder las sábanas en el armario y lavarlas cuando mamá no esté en casa” pero mientras pensaba, todo su plan se vino abajo.


Ruth abrió la puerta de el cuarto de su hijo, y encontró un niño al lado de la cama con el pijama lleno de pipí. “s..se me cayó un po..poco de agua en..cima” contesto asustado el niño, pero la verdad era evidente. Comenzó a llorar, no había palabras para explicar su humilación. Ella lo abrazó y trató de tranquilizarlo diciéndole que un pequeño accidente le pasa a cualquiera, que no tenía que preocuparse. Pero este muchacho, que había estado en el umbral de la adolescencia, reclamando independencia, era ahora un niñito que se hizo pipí en la cama, con su pijama todo mojado  y necesitaba a su mami para que le secara las lágrimas y lo hiciera sentirse mejor.


En ese momento Adrià se sentía muy debil. Todo lo que podía hacer era sumergir su cabeza en el pecho de su mamá y llorar. “ya ya mi amor, todo va a salir bien, ven, vamos a ponerte un pijama seco” le dijo dulcemente.


Adrià dejo que su mamá le quitara el pijama. Habían pasado mucho años desde que ella lo había visto desnudo, pero su privacidad y modestia habían sido destrozadas con este accidente. Asi que se quedo quieto mientras su mamá le quitaba los pantalones del pijama. “manos arriba mi amor”  el obedeció dócilmente mientras mami le quitaba la camisa.


La idea de bañarlo se le pasó por la cabeza, pero casi inmediatamente la reprimió. Aun no entendía muy bien porque le había quitado el pijama ella misma, pero es que Adrià le pareció tan pequeñito e indefenso, hasta lindo, que ella sintió el poder de arreglar todas las cosas y hacer lo que ella creyera necesario para cuidar a su niño.


“ahora ves a bañarte bien, yo voy a limpiar todo esto. No te preocupes, nadie tiene que saber de un accidente pequeñito”


Y el tema de mojar la cama no se volvió a tocar durante todo el día.


A la hora de acostarse, Adrià estaba preocupado, pero seguro de que ya no se volvería a orinar. Esa noche soñó que estaba en la casa, cuando sintió ganas de orinar, se levantó y fue al baño, pero la puerta estaba cerrada, luchó y luchó pero no pudo abrirla, no pudo aguantarse más y miró como una mancha húmeda le crecía en los pantalones mientras se hacía pis encima, miró hacia arriba y ahí estaba su madre, que lo tomó de la mano y lo llevó hasta su cuarto, solo que ahora este tenía una cuna, una mecedora y una mesa para cambiar pañales, abarrotada de talco para bebés y pañalitos. Despertó por la mañana, y de nuevo se sintió todo mojado y frío. Se había hecho pis otra vez en la cama, y esta vez era bastante.


Ruth sabia que debía ir al cuarto de su hijo esa mañana, y se encontró precisamente con lo que imaginaba; ahí estaba su hijo Adrià sentado en su muy mojada cama, tratando de no llorar. Ella se sentó junto a el y le frotó la espalda con cariño.

“Te sientes bien mi amor?”

“si si, pero no se que me pasa, no lo hago a proposito”

“yo se, bebé, pero temo que tendremos que ir a ver a la l doctora, voy a ver si puedo sacar cita para hoy. Bueno, arriba campeón”


Adrià se levantó, y una vez dejó que su madre le quitara la ropa, se fue a bañarse solo.

Su mamá Ruth le quitó las sábanas mojadas a la cama, y fue a buscar sábanas limpias al armario. Ahí encontró lo que necesitaba: los protectores de plástico que Adrià usaba en la cama cuando era un niño pequeño. Era lo mejor que podía hacer para proteger el colchón, pensó “solo espero que el estampado de ositos no le moleste mucho”.


Adrià se mostraba inquieto y nervioso mientras estaban en la sala de espera de su pediatra. Tenía vergüenza de el hecho de que su madre supiera de sus accidentes por la noche, y no se sentía muy feliz de tener que contárselo también a la doctora. Esperaba que de alguna forma se olvidaran que tenía cita, y de esta forma podría irse a casa y guardar su secreto.

Pero la enfermera gritó su nombre, y lo llevarón junto con su mamá a la consulta. Ahí lo pesaron y midieron. Con su 1.45 metros y 40 kilos era el niño más pequeño de su aula. La enfermera, tratando de alegrarlo un poco, le dijo que había crecido un poco desde su última visita. Pero Adrià sabia que él era solo un niño pequeño, con un problema que solo le pasa a los niños pequeños.


La enfermera dejó el cuarto, pidiéndole a Adrià que se quitara toda la ropa menos sus calzoncillos. Así lo hizo, y su mamá tomo su ropa, la dobló con cuidado y la puso en una silla cerca de ella. La doctora entró en el cuarto, y por una eternidad (al menos para Adrià) la doctora y su mamá discutieron cada uno de sus accidentes. Le era difícil no ponerse rojo de vergüenza mientras su mamá contaba como le había enseñado a ir al baño cuando era bebé, hasta le mencionó el accidente que tuve durante una excursión en el colegio, cuándo iba a 2⁰ de primaria.


La doctora ordenó algunos exámenes, y cuando todo estuvo listo, su mamá le dio otra vez la ropa, y se despidieron, sintiendo que ahora todo el mundo sabía que se hacía pis en la cama como un bebé.


Adrià estaba determinado a no mojar su cama esa noche. Nada de liquidos después de las 6, y fue al baño justo antes de ir a la cama. Saltó a la cama y de imediato escucho el vergonzoso sonido del protector plástico. Cada vez que se movía en la cama, el sonido le recordaba que estaba acostado sobre una protector de plástico adornado con ositos, diseñado para disminuir los efectos de los accidentes de los bebés que aún se hacían pis de noche en la cama.


“Adrià, mi amor”

Adrià abrió los ojos lentamente, mientras su mamá le acariciaba los cabellos gentilmente

“te has vuelto a hacer pipí, mi amor” él estaba mojado desde sus rodillas hasta casi su pecho, sus esfuerzos habían sido totalmente inútiles. Estaba condenado, a orinarse todas las noches.

Adrià fue al colegio ese día con la seguridad de que él era el único estudiante de 1⁰ ESO al que la mamá le quitaba el pijama lleno de pipí todas las mañanas.


Mientras tanto, en casa, Ruth recibió una llamada del consultorio de pediatra

“Dices que empezó a orinarse desde el viernes?” preguntó la doctora incrédula.

“Si, Adrià no hacia eso desde que estaba en Pre-escolar, por qué?”

“el desarrollo neurológico de la vejiga de Adrià es tan solo un poco más desarrollada que la de cualquier niñito pre-escolar, no hay ninguna posibilidad de que permanezca seco por toda una noche. Supongo que su vejiga sufrió algún tipo de regresión, pero es la primera vez que oigo de un caso así, tendré que consultar algunos libros, espero que te puedas hacer cargo del problema de la mejor manera”


Ruth sabia lo que tenía que hacer. Era necesario dejar de lavar sábanas y pijamas todas las mañanas, y además tenía que asegurarse de que Adrià durmiera bien todas las noches. Se sintió mal por su hijo, ella sabía muy bien que ya de por si él se sentía muy humillado, pero también sentía que tenía que hacer lo necesario, por el bien de los dos.


Parecia ayer que él era todavía un bebé. Y ahora, a pesar de la edad, volvía a hacerse pipí encima. La mamá de uno de los compañeros de clase de Adrià había comentado una vez que jovencito se veía en comparación con sus compañeros, y que, a pesar de estar en la escuela secundaria, todavía tenia algo que lo hacia tan tierno como cualquier otro bebé.

Su aparentemente perpetua cualidad de parecer un niñito haría mucho más fácil cuidarlo de la manera más apropiada, pensó su mamá. De hecho, estaba ansiosa por hacerlo. Esperaba que el pudiera entender por que este paso era necesario, hasta esperaba que el pudiera apreciarlo.

Adrià llegó a casa, y encontro a su mamá esperándolo en el sillón “Adrià ven, tenemos que hablar” Adrià tenía una idea del tema, pero se sentó en el sillón con ella.

Ruth abrazó a su hijo, y comenzó a explicarle la situación “la doctora me llamó con los resultados de los exámenes que te hicimos. Aún no saben cual es la causa, solo saben que no lo haces a propósito. Tu vejiga no se puede controlar toda la noche, por ahora vas a seguir haciéndote pipí en la cama casi todos los días”

Adrià comenzó a llorar cuando comprendió todo lo que su mamá le decia, Ruth lo abrazo un poco más.

“bueno, mi amor, ,no queremos que te despiertes todas las noches lleno de pis, así que decidí ponerte de nuevo pañales ”

“no no mami no, ya no soy un bebé” protestó Adrià.

“mira, yo decidí cuando quitarte los pañales, y ahora puedo decidir ponértelos otra vez. Amor, necesitas dormir bien, y yo no puedo lavar sábanas todos los días. Entiendes porque tienes que usar pañal?”

Adrià dejó de llorar. Entendió que esto era para su bien. Por un lado sentia mucha vergüenza, pero por otro se sentia muy aliviado. Movio la cabeza para decir que si.

“y vas a dejar que te los ponga mientras resolvemos este problema?”

“si”

“ese es mi niño, vamos, tenemos que ir a la tienda”


Su pequeñito la necesitaba, y Ruth estaba feliz de poder cuidarlo. Aunque aun estaba preocupada de que su problema solo fuera un síntoma o una señal de alguna cosa más seria. Pero por ahora, su hijo la necesitaba para ponerse los pañales, y Ruth estaba ansiosa de hacerlo, si bueno, se sentía un poco culpable por esto, pero solo quería recuperar a su bebé.


Adrià se sintió aliviado al ver que no había mucha gente ese día en el supermercado, lo último que le gustaría era que alguno de sus amigos  vieran a su mamá comprándole pañales. Llegaron y se estacionaron, luego su mamá cerro las ventanas y se bajó, Adrià la siguió lentamente, aún no estaba seguro de querer hacer esto, se sentía un poco avergonzado con toda esta situación. “Tal vez, si no entro, no me compren nada” pensó por un momento, pero estos fueron casi de inmediato interrumpidos cuando su mamá lo tomó de la mano, ella eran sin duda más persistente que él, y no le iba a ser tan fácil escaparse de esta. “vamos, bebé”.


Y así, de la mano de su mamá, entraron al supermercado y directamente a la sección de pañales, donde había toda una pared repleta, con envolturas multicolores y diseños variados, todos dirigidos a niños chiquitos que aún no habían aprendido a usar el sanitario. Y uno de esos coloridos paquetes era para Adrià.


El niño miro petrificado mientras mamá observaba y examinaba cuidadosamente todo el repertorio, queriendo escoger el pañal adecuado, y el más adorable tambien. En ese momento, una idea afloro en la cabeza del niño “hey, ninguno de estos me va a quedar, no hay ninguna posibilidad de que exista un pañal tan grande, estos pañales son para bebés, y yo no soy ningún bebé”.

“estos son perfectos mi amor, pampers tamaño 7, no más pijamas con pipí, estos te van a mantener sequito toda la noche”

Adrià se quedo atónito y asombradísimo, hecho un vistazo rápido alrededor para asegurarse de que nadie pudo oír a su mamá. Como es que ella había sido tan indiscreta?


“oh, perdón, creo que no quieres que nadie sepa que estos son para ti, bueno, puedes ir a esperar afuera al coche mientras los pago”


Al fin, la posibilidad de escaparse de aquella vergonzosa situación. Adrià comenzá a caminar rápidamente, tratando de contener las ganas de correr que sentía, porque no quería llamar la atención. Creía que todo el mundo lo estaba mirando, así continuo su camino hasta afuera y corrió al coche, donde se sentó a esperar y se pudo calmar un poco. Pensando un poco en los acontecimientos, reconoció que las palabras de su madre lo habían aliviado un poco, hasta sintió un poco de satisfacción. No era un secreto lo mucho que detestaba levantarse por las mañanas todo mojado y frío, el olor no era muy agradable tampoco, y siendo sincero consigo mismo, empezaba a disfrutar todas las atenciones extras que su madre tenía con el desde que comenzó su problema, crecer era muy difícil y en ocasiones muy estresante, tal ves un pequeño descanso le haría bien.


Ruth puso dos paquetes de pañales en el carrito, además de talco para bebés y crema para la pañalitos, luego rodó el carrito hacia una de las cajas para poder pagar. Mientras registraba los productos, la cajera, una joven de aproximadamente la edad de Katy, preguntó: 

“ah, tu bebito se quedo en casa?”

“no, esta esperando en el coche”  repondió Ruth, e inmediatamente se percató de la expresión de asombro de la cajera ante la idea de dejar un bebé de pañales solo.

“no no, el tiene trece años, ya sé que me odiaria oirme decirle esto a alguien, pero es que a comenzado a mojarse en la cama otra vez, y bueno, pensé que estos le mantendrían seco y cómodo y me ayudarían también con la ropa que tengo que lavar cada mañana”


“sabes, a mi me hubiese gustado que los míos mojaran la cama de vez en cuando también, es que crecen tan rápido”

“conozco ese sentimiento, ya se que esto es difícil para mi hijo, pero estos pañales son tan lindos, no puedo esperar a ponérselos!”

La cajera le dio el vuelto y la factura “si yo fuera tu, aprovecharía esta oportunidad al máximo”



Por fin, de vuelta en casa, Adrià se sentó para ver la TV. Un torrencial aguacero caía afuera, y al parecer iba a persistir por varios días. Hacia frío, entonces Ruth fue a la cocina a preparar dos tazas de chocolate caliente. Cuando Adrià era pequeñito, su mamá siempre le preparaba chocolate caliente y se sentaba a ver la tele con en noches lluviosas como estas. Su mamá pensó que tal vez practicando de nuevo estas viejas rutinas harían la idea de usar pañales un poco más accesible para su hijo, era su forma de darle permiso de que fuera pequeño otra vez.


Caminó hacia su hijo y le dio la jarra de chocolate “toma, has sido muy valiente durante todo esto, te ganaste un premio”.

“gracias” Adrià bebió su chocolate junto a su mamá mientras veían la tele. Todo era muy familiar y confortable, se sentía muy bien volver a aquellos viejos rituales que tanto había extrañado mientras crecía. Su resistencia a la idea de usar pañales empezaba a quebrarse. Muy en el fondo, el sabía que realmente los necesitaba.


Al dar las nueve, Ruth miró su reloj “mira, ya es hora de prepararte para dormir, mi amor” levantó la bolsa del supermercado y llevó a Adrià hasta su cuarto.


“siéntate aquí” dijo dándole palmaditas a la cama, Adrià le obedeció, y ella le comenzó a desatar los cordones de los zapatos.


“ah mamá, yo puedo desvestirme solo!” se quejó Adrià con un tono de indignación en su voz.


“tranquilo amor, ya se que puedes, pero es que siempre tardas mucho, y no tengo tiempo de esperarte” mientras hablaba continuó con su trabajo, quitándole a Adrià los zapatos, y después los calcetines.

“levanta las manos” cuando Adrià lo hizo, tomo su camisa, la levanto por encima de su cabeza y se la quitó. Luego la doblo y la acomodo ordenadamente en el armario.

“acuestate” en su actual situación, Adrià no vio razón alguna por la cual oponerse, he hizo lo que su mamá le ordeno. 

Lo único que podía hacer era quedarse quieto y mirar como su mamá le abría el botón del pantalón, le bajaba el zipper y luego le bajaba los pantalones hasta los tobillos. Después se los quito por completo, los dobló y los guardó al lado de su camisa. Por último su mamá le quito los calzoncillos. Adrià se quedó acostado y tan vulnerable como era posible, mientras esperaba a que su mamá le pusiera sus pañales.


De la bolsá salió un tuvo de crema para pañales “me pareció ver unas manchas de irritación, mejor lo cuidamos antes de que se ponga mucho peor” dijo su mamá mientras le untaba la crema en la piel. Adrià se sobresalto bastante, porque el era hasta hace poco un adolescente, y ahora su mamá le estaba untando crema en el trasero. En cierto modo era relajante, porque el sabía que estaba en manos buenas y amorosas.

Siguió el talco para bebés, el cual fue aplicado deliberadamente en toda el área que pronto cubriría el pañal.

Por último, el paquete de pañales, Adrià observaba detenidamente mientras su mamá abría el paquete y sacaba un pañal blanco y perfectamente doblado, el mismo pañal que pronto estaría puesto alrededor de su cintura, el mismo pañal que no había usado desde que era un niño pequeño de unos tres años.

“levanta un poquito las caderas mi bebé” dijo dulcemente su madre. Adrià obedeció nuevamente, y mamá coloco el pañal debajo de él, lo sujetó firmemente por en medio de sus piernas, y expertamente aseguró las cintas adhesivas en su lugar, dejando el pañal firmemente colocado alrededor de su hijito adolescente. Le sonrió, y la última idea de resistirse se rompió en su cabeza, se sentía muy bien de ser el bebé de mami. Adrià no pudo resistirse y le sonrió también.


“viste, no estuvo tan terrible, verdad?” dijo mamá mientras buscaba un pijama en el armario de su hijo. Él solo movió su cabeza haciendo un movimiento negativo. Su mamá tomó el pijama de Tom y Jerry que hacía ya mucho tiempo que su niño no usaba, y gentilmente le ayudó a ponérselo, metiendole la chaqueta del pijama en los pantalones y ajustándole las medias blancas para que sus pies no quedaran descubiertos y fríos.

Hizó que Adrià se metiera en la cama y le dio una palmadita en el pañal.

“te ves muy guapo en pañales”

Adrià se puso rojo como un tomate “uh, gracias” y su mamá le dio un besito en la frente.

“que sueñes con los angelitos bebé”

Apagó las luces, y salió cerrando la puerta.


El ruido del pañal se escuchaba claramente con cada movimiento que Adrià hacía. Si tan solo alguno de sus amigos de la escuela se enteraba de esto, se morirá de la vergüenza, pero esa noche la había pasado más relajado y tranquilo que las noches anteriores. Era seguro que se despertaría en la mañana en una cama seca, tibia y limpia, sin importar que se orinara o no, y seguro de que su mama vendría a cambiarlo amorosamente, y se quedó dormido.


En la tenue luz de sol que se colaba por su ventana en la mañana, Adrià se fue despertando lentamente, y aún invadido por el recuerdo de las noches anteriores, se apresuro a revisar las sabanas “!están secas¡” se sobresaltó, “al fin, todo se acabo”. Pero luego recordó que su mamá lo mando a dormir en pañales la noche anterior.


Su mamá entró al cuarto “buenos día, vamos a ver como amaneció mi niño” levanto las sabanas y con la mano le reviso los pantalones de la pijama “estas seco” luego le bajo los pantalones un poco para poder revisar el pañal “vaya, te hiciste bastante pipí, bueno, vamos a quitarte ese pañalito todo mojado”


Gentil y dulcemente su mamá le quito toda el pijama, y luego le quito el pañal mojado. Saco una toallita de bebés y le limpio bien toda el área que estaba cubierta por el pañal “ahora si, todo limpio y lindo, no podemos dejar que te roces. Ahora vete a bañar”


Adrià se sintió un poco extraño haciéndose cargo de su propia higiene personal en ese momento, pero quería quitarse de encima cualquier señal de olor a bebé. Al fin salió de la ducha y fue a su cuarto, donde encontró que su mamá le había escogido la ropa para el día. Los pantalones cortos y la camisa de pokemon eran un poco infantiles, pensó Adrià, pero sabia que tendría que usarlas de todas formas.


La rutina de la escuela pasó a un segundo plano en la mente de Adrià, mientras el recordaba todo lo que había pasado en los días anteriores. Había une esperanza. Mientras nadie se enterara podría sobrevivir todas estas cosas que estaban pasándole.


Ya casi era la hora del almuerzo, y su vejiga comenzaba a rogar por ser vaciada.

“puedo aguantarme 15 minutos más” se dijo lleno de coraje, pero la urgencia se hacía más fuerte, estaba a punto de estallar!


Antes de que pudiera levantar la mano, el pipí se le escapo. Desesperada trató de pararlo, pero no podía, y una gran mancha húmeda le crecía en los pantalones y un pequeño charco se formaba alrededor de sus pies. Sus pantalones, sus medias, su camisa, todo estaba mojado.


La profesora noto la cara de preocupación en la cara de Adrià 


“Adrià, que es lo que te parece tan malo de el álgebra?”

“es que yo....”

“oh, pero Adrià, ¿te has hecho pipí?”

Adrià afirmó con la cabeza, mortificado, y una carcajada estalló en toda la clase.

La profesora suspiro levemente“ve a la oficina del director, que llamen a alguien para que te recoja”.


Adrià salió de la clase, tratando de ignorar los comentarios de todos sus compañeros. Tenía miedo de lo que podía pasar en la oficina.¿tendría que confesar que se orinaba en la cama todas las noches? ¿tendría que revelar que usaba pañales de bebé?


Entro a la oficina y caminó hasta el escritorio, la secretaria estaba haciendo unos papeles

“¿en que te puedo ayudar?” pregunto sin siquiera mirarlo.

“es que yo...”. Tendría que admitir su conducta de niño de Pre-escolar “me hice pis” tartamudeo “¿podría llamar a mi mamá para que me recoja, por favor?”.

La secretaria levanto la mirada “ah” dijo cambiando su todo de voz como si estuviera hablando un niño mucho más jovencito “por supuesto, siéntate, veremos que podemos hacer”

Adrià le dio el número de teléfono a la secretaria

“Buenos días señora, esta es la escuela de Adrià. Parece ser que su hijo tuvo un accidente..... no no, él esta bien, quise decir, que se orino en lo pantalones.... si bueno, esto no había pasado antes, pero creo que lo mejor es que venga y lo recoja....bueno perfecto, el estará esperando aquí en la oficina.... adiós.  Dijo que ya viene”


Una toalla fue colocada sobre una silla y la secretaría hizo que se sentara ahí. Su ropa mojada se adherían a su piel, como una forma constante de recordarle que acababa de hacer algo que uno podía esperar de un niño de secundaria. Y en ese momento, él quería que su mamá llegara como habría querido cualquier niño de 5 años. Él sólo quería irse a casa, cualquier cosa que su mamá decidiera estaría bien.


Ruth se encaminó a la escuela de Adrià. Estaba segura de que esto podría pasar en cualquier momento, y estaba preparada para llevarse a su bebé a casa. Pensaba que la escuela secundaria no era el lugar adecuado para él. Tal vez, por un poco tiempo, sería lo mejor que el se quedara en casa donde ella pudiera cuidarlo.


Su mamá llegó y lo saco de la escuela, llevándolo de vuelta a casa.

“ya se que no es tu culpa mi amor. Vamos a llevarte a casa y voy a dejarte que te limpies, pero tienes que entender que tienes que volver a usar pañales durante el día”.


Ya en casa, Adrià se bañó, y se vistió con la ropa que su mamá le había escogido nuevamente. Se fue a la sala para ver un poco de TV, su mamá se sentó con él. 

Un anuncio de pañales fue lo 1⁰ que vio Adrià en la TV. A a6 le dio un poco de vergüenza, las barreras protectoras, la absorbencia, todos estos eran los elementos que mantenían su cama seca por las noches. El anuncio también le llamó la atención a Ruth; una vez más estaba dentro del grupo de mamás que compran pañales. Este anuncio estaba dirigido a ella, una madre preocupada que deseaba mantener a su bebé seco y cómodo.


Más tarde, cerca de las 6, Ruth interrumpió el videojuego de su hijo

“¿Qué te parece si vamos a comer una Hamburguesa?”

A Adrià le encantó la idea, se puso los zapatos y un abrigo.

Cuando iban saliendo, Ruth se detuvo y le dijo a su hijo “¿Has hecho pipí? No quiero accidentes cuando salgamos”.

Adrià se sintió un poco avergonzada de que su mamá le estuviera controlando las veces que debía ir al baño, pero sabia que no era tan mala la idea.


Ya en el restaurante comieron placenteramente y hablaron. Cuando acabaron su mamá pagó la cuenta.

“amor, ¿por qué no vas a hacer pipí antes de irnos?.

Adrià casi se muere de pensar que tal vez alguien hubiera escuchado a su mamá hablarle así. Estaba seguro de que no tenía que orinar, pero no se iba a poner a discutir con su madre.

Pero la verdad era que si tenia que hacer, y bastante. Se preocupó un poco de que no se hubiera dado cuenta o que no lo hubiera sentido, pero no le comentó a su mamá nada de esto.

domingo, 27 de septiembre de 2020

Mi nuevo papá 2


Mi nombre es Adrian y tengo 15 años. Después de cinco años de viudez, mi madre se volvió a casar recientemente con el Sr. Juan, mi nuevo padre. El matrimonio fue una completa sorpresa para mí, ya que solo se habían estado viendo por poco tiempo, pero mi madre parecía bastante enamorada de su nuevo esposo y feliz de tener un hombre cerca para ayudarme con la vida, así como conmigo. El día después de anunciarme su boda sorpresa, mi nuevo padre había enviado a mi madre de regreso a nuestra casa para hacer las maletas para su luna de miel arreglada apresuradamente. Durante este tiempo tuvimos nuestra primera charla padre-hijo, donde me informó cómo iban a funcionar las cosas ahora que era mi padre. No solo me lo explicó, sino que me hizo una demostración de primera mano al ponerme sobre sus rodillas para darle una buena paliza. El primero de muchos, me aseguró,


También me dijo que no debía contarle a mi madre sobre las nalgadas que me diera, ya que esto era algo entre padre e hijo y que contárselo a mi madre solo la molestaría. Siendo hija única con un padre soltero, no estaba acostumbrada a no hablar con mi madre sobre lo que quería, pero realmente no quería molestarla, así que decidí guardarme las cosas.

Al día siguiente, la feliz pareja se fue y pasé la semana con la hermana de mi madre, empacando la casa lo mejor que pudimos antes de que mi madre regresara y nos mudáramos a nuestra nueva casa con su esposo. Pasé un tiempo hablando con mi tía, preguntándole cómo debería llamarlo, ahora que están casados. Se sentía extraño llamarlo padre, ya que recuerdo a mi propio padre y hablamos de él de vez en cuando. Llamarlo señor no parecía muy acogedor y usar su nombre de pila ciertamente estaba fuera de discusión: ¡teníamos estándares! Nos decidimos por el papi por ahora, ya que parecía la mejor opción lógica.

La semana pasó rápido y tan pronto como regresaron mis padres, vinieron los de la mudanza y empacaron el resto de nuestras pertenencias y se las llevaron a la casa que todos compartiríamos. Fue triste dejar nuestra casa, pero realmente nuestra nueva casa era mucho más grande y bonita. Desafortunadamente, hubo otra consecuencia que no había anticipado.

Verá, mi nuevo hogar estaba bastante lejos de mi antiguo hogar, lo que significaba que iba a tener que cambiar de escuela. No había pensado en esto, pero la noche después de que mis padres regresaran a casa, me informaron que iría a una nueva escuela en unas pocas semanas y que mañana tendríamos que ir a comprar algunos uniformes nuevos.

¡Pero mamá! ¿Y mis amigos? ¡Apenas los he visto en todo el verano y ahora no los volveré a ver! Dije, bastante angustiado por la noticia que me acababan de dar.

Ahora, cariño, no es como si nos hubiéramos ido del país, dijo mi madre en tono tranquilizador. Invitaremos a tus amigos tan pronto como podamos organizarlo, así podrás verlos antes de que termine el verano. También puedes llamarlos y visitarlos durante el año.

¡Aunque no será lo mismo! Dije, obviamente infeliz.

Tendrás que hacer lo mejor que puedas, joven. dijo mi padrastro, en un tono que mostraba que no tenía paciencia por lo que estaba pasando. Aún infeliz, dejé pasar el asunto. El resto del día transcurrió sin incidentes y todos nos fuimos a la cama.

Al día siguiente se rompió y todavía estaba descontento con el hecho de que tendría que cambiar de escuela. La sensación solo se exacerbó al tener que ir con mi madre y su esposo para que le cambiaran los uniformes. Obviamente estuve de mal humor durante todo el día, a pesar de las palabras de aliento de mi madre y del buen restaurante que mi padrastro nos invitó a cenar. No es que haya sido grosero y ciertamente no tuve nada como un arrebato, pero mis sentimientos fueron muy evidentes.

Al llegar a casa, fui a mi habitación para estar solo y pensar en mi destino. ¡Una nueva escuela! ¿Por qué mi madre tuvo que casarse con ese hombre? ¿Y por qué no pudo haberse mudado con nosotros? No es que la casa vieja estuviera tan mal, y podría haberme quedado con mis amigos.

Otra nueva regla en la que insistía mi padrastro era que me ponía el pijama a las 8:30 todas las noches y que pasamos tiempo en familia, ya sea jugando, viendo la televisión o haciendo algún tipo de actividad juntos. Me había comprado varios pares de pijamas de rayas tradicionales para que me los pusiera. Tuve que admitir que eran bastante cómodos, aunque me hicieron sentir como un niño pequeño.

Al cambiarme a ellos, me uní a mis padres en la sala familiar donde nos acomodamos para ver una película, que mi madre me dejó seleccionar. Todavía estaba cavilando, pero finalmente me decidí por una película de acción. Mis padres se sentaron juntos en el sofá, tomados de la mano, mientras yo me sentaba en silencio en una cómoda silla reclinable, una manta cálida me envolvía muy parecido a mi estado de tristeza. La película terminó sin que yo le dijera más de cinco palabras a mi familia. A medida que avanzaban los créditos, mi papi dijo: Querida, creo que esta noche acompañaré a Adri a la cama. Me gustaría tener la oportunidad de hablar un poco con él. Con esas palabras, mis ojos se agrandaron. Recordé lo que me había dicho antes sobre lo que sucedería si me acompañaba a la cama. ¿Es esto para explicar el cambio de escuela? Preguntó mi madre.

Si cariño. Creo que mañana descubrirás que estará de mucho mejor humor al respecto. respondió su marido.

Mmm ... fue todo lo que dijo mi madre en respuesta.

Ven y dale un beso a tu madre, hijo, y luego nos vamos a la cama. dijo mi papi, su voz abiertamente amable con un toque de algo debajo.

Levantándome lentamente, me quité la manta y me acerqué a mamá. Me sonrió mientras me inclinaba para poner la cabeza al mismo nivel que la de ella mientras estaba sentada en el sofá. Me dio un beso en la frente antes de que yo besara su mejilla. Me pregunté si podía sentir el rubor que estaba comenzando cuando anticipé lo que estaba a punto de suceder.

Enderezándome, sentí la mano de mi padrastro en mi hombro, dándome la vuelta para mirar hacia la entrada de la habitación. Su mano se sentía cálida contra mi piel, probablemente porque había estado sosteniendo la de mi madre un minuto antes.

Subimos silenciosamente las escaleras hacia mi habitación, yo al frente y mi padrastro detrás. Era una escalera estrecha y me sentí atrapado, como si él fuera el tapón que me impedía escapar a borbotones. De hecho, la sensación en mi estómago era como un millón de burbujas que no querían nada más que salir.

Me detuve frente a mi puerta cerrada, congelada con una mezcla de miedo y anticipación. Sentí que mi padrastro se acercaba y vi su mano mientras abría la puerta antes de sentirlo empujarme suavemente a través de la puerta.

Me detuve frente a mi cama, sin saber qué hacer. Al escuchar la puerta cerrarse suavemente, mi papi se colocó frente a mí y se sentó en mi cama.

Joven, dijo en voz baja, creo que recuerdas lo que dije que sucedería si tuviera que acompañarte a la cama. Dime, ¿por qué crees que estamos aquí?

Umm ... porque ... me vas a pegar. Dije con voz triste y baja.

Eso es, hijo. Te he observado desde que tu madre y te hablamos de la necesidad de matricularte en una nueva escuela. Sé que las cosas se han movido bastante rápido y aunque simpatizo contigo, recuerda, yo también tenía 15 años, esta cara miserable que nos has estado mostrando a tu madre y a mí todo el día es inaceptable. La mejor manera de curar eso no es complacerlo, como lo ha estado haciendo su madre todo el día, sino mostrarle las consecuencias de una conducta tan pobre. En esta familia, eso significa un trasero rojo y dolorido.

Me senté allí con la cabeza gacha, sin tener ninguna respuesta a lo que había dicho. Después de un largo momento, volvió a hablar.

Ven aquí antes que yo, muchacho.
Me acerqué y sentí las manos de mi nuevo padre en los cordones de mi pijama, deshaciéndolos para que cayeran hasta mis tobillos. Luego metió los dedos de ambas manos en mis calzoncillos y los bajó por completo para que se sentaran dentro de la ropa que ya estaba a mis pies. Extendiendo sus piernas, luego me acercó a su lado y me inclinó sobre su pierna derecha, tal como lo había hecho hace una semana, su mano descansando sobre mi trasero desnudo.

Mañana, espero que muestres una mejor cara a mamá y a mí. No espero que te guste nuestra decisión, pero no quiero más de tus miradas tacañas. ¿Sabes lo infeliz que estás haciendo a tu madre? Preguntó mi papá.

No, papi, no lo sabía. Llegó mi voz, aunque me pregunté si podía oírme mientras mi rostro apuntaba hacia la alfombra.

Bueno, esta será una buena lección para ti, hijo. Si haces infeliz a tu madre, incluso si por la carta te has portado correctamente, esta será la consecuencia: una charla descuidada con tu padre. Con eso sentí que su mano se levantaba y bajaba por la mitad de ambas mejillas. Un segundo después, sucedió lo mismo, pero esta vez al montículo derecho, seguido de otro al izquierdo. Esto continuó durante unos minutos, con no pocos aterrizajes entre mi parte inferior de la espalda y la parte superior del muslo. No pasó mucho tiempo antes de que me moviera y hiciera ruido.

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Su mano cayó estrepitosamente, una y otra vez, trayendo calor y dolor con cada golpe. El tempo a veces se volvía bastante rápido, de modo que todo lo que sentía era el dolor creciente sin cesar y en otras ocasiones él se desaceleraba y yo sentía cada bofetada individual. No estaba seguro de qué era peor, ya que cada uno tenía su propio tormento.

Después de haber estado aullando y dando tumbos sobre su regazo durante un tiempo interminable, papi me puso de pie y me dijo que fuera y me parara en la esquina, como había hecho la última vez. Esta vez, sin embargo, hubo algo diferente.

No quiero que te frotes el trasero, joven. Necesitas sentir esta paliza sin alivio si vas a aprender. Pon tus manos en la parte de atrás de tu cabeza y quédate ahí hasta que te diga que salgas. Dijo, con voz profunda y seria.

Habiendo simplemente arrastrado los pies y deseando desesperadamente tocar mi trasero inflamado, puse mis manos en la parte de atrás de mi cabeza y continué llorando suavemente para mí, sin darme cuenta de nada más que mi dolorido trasero y mi miseria.

Después de unos minutos, una vez que mis lágrimas se detuvieron, me llamaron para que me presentara ante mi padre nuevamente.

Mientras estaba en la esquina, debió haber recuperado el cepillo que había dejado en mi tocador como recordatorio. No era el mismo con el que me había azotado en su estudio, pero era igual de grueso y duro. De hecho, durante los últimos días lo había sostenido varias veces, tratando de juzgar por su peso cuál sería el impacto en mi trasero. Una noche incluso me había quedado dormido con él en mi cama. Casi se sentía como el pincel y yo habíamos formado una especie de vínculo y ahora me estaba traicionando y estaba a punto de poner ese vínculo a prueba.

Todo esto mientras mi pantalón de pijama y calzoncillos todavía estaban alrededor de mis tobillos. Mi papi dejó el cepillo a un lado y se inclinó para ayudarme a quitarlos. Luego extendió la mano y desabotonó mi camisa, quitándola como si fuera un niño pequeño, dejándome completamente desnuda ante él.

Recordé no poner mis manos delante de mi pene porque sabía que él no aprobaba eso, pero esto de ninguna manera significaba que estaba menos avergonzada de estar desnuda ante él. Ha sido mi padre por menos de unas pocas semanas y aquí estaba yo, desnudo, en medio de una segunda paliza de él.

Tirando de mí a su lado de nuevo, me encontré empezando por el mismo parche de alfombra en menos de dos segundos. La única diferencia era que podía sentir el aire directamente sobre toda mi piel.

Adrián, te dije antes que lo que sucede aquí queda entre nosotros. ¿Te acuerdas? Espero que lo haga, ya que esto va a suceder de todos modos, pero su madre se enfadaría aún más si se enterara. dijo mi padre, mientras frotaba la superficie fría del cepillo contra mis globos calientes.

Luego lo levantó en alto y lo bajó. Difícil. Oh, tan duro. Al igual que la última vez, me sorprendió lo mucho que dolía y lo mucho más intenso que era que su mano.

Una y otra vez, los golpes reinaban, cubrían todo mi trasero y volvían a encontrar los lugares para sentarse tan sensibles. En la sartén, como dicen.

Mis piernas pateaban desde el principio y con cada jadeo, gemido y chillido, mis patadas se volvían más frenéticas. Si hubiera estado en un maratón, estoy seguro de que habría quedado en primer lugar.

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En algún momento, el dolor creció tanto que dejé de moverme tan frenéticamente y me quedé allí, sobre el regazo de mi padre, recibiendo los azotes que tanto merecía. Es cierto, había estado de mal humor todo el día y no me había molestado en ocultarlo. Mi madre finalmente estaba feliz y aquí estaba yo incidiendo en ello, tomando solo en cuenta mis preocupaciones. Por su bien, así como por el bien de mi trasero, sabía que tenía que hacerlo mejor.

Finalmente, los azotes cesaron y mi padrastro se tomó unos momentos para frotar mi trasero. Me había prohibido hacerlo antes, pero como ya había terminado, supongo que sintió que estaba bien aliviar un poco mi dolor. Me quedé allí, exhausto, mi trasero hipersensible a su toque.

Cuando mi respiración volvió a la normalidad, mi padrastro me puso de pie de nuevo y me llevó de regreso a la esquina, con la advertencia de que dejara que esto fuera una lección para mí. Tenía que ser agradable en todo momento con mis padres y, aunque siempre podía hablar de mis preocupaciones con ellos, no debía actuar como un niño una vez que se había tomado una decisión.

Cinco minutos después, mi padre me llamó desde la esquina. Se puso de pie y colocó mi pijama en la cama, listo para que me lo volviera a poner.

Muy bien hijo, quiero que te metas en la cama y descanses bien por la noche. Puede volver a ponerse el pijama o no como quiera, pero recuerde no bajar a desayunar desnudo. Por un lado, ¡tu trasero hará un agujero en la silla de la cocina! Esto último lo dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia la puerta y la cerraba silenciosamente detrás de él.

Mi nuevo papá


Mi nombre es Adrián y mi verdad papá murió cuando yo tenía diez años. Ahora, cinco años después y después de tres meses de ver al Sr. Juan, lo visitábamos en su casa. Poco después de nuestra llegada, mi madre me dijo que los encontrara en unos minutos en su estudio ya que tenían algunas novedades que contarme.


Entré al estudio vestido con un pantalon corto de uniforme, camisa y corbata, ya que esto es lo que el Sr. Juan encontró presentable cuando lo visitamos. Realmente, se sentía como un uniforme escolar que me molestaba usar ya que a los 15 era demasiado mayor para usar esa ropa y era el final del verano, ni siquiera el período escolar. Quiero decir, estaba feliz por los pantalones cortos en el clima cálido, pero no me gustaba verme en el espejo. Sin embargo, soy un chico delgado, así que supongo que el efecto fue mejorando.

Mamá y el Sr. Juan estaban detrás de su escritorio un tanto abrumador. Él estaba sentado en una silla grande, de aspecto muy masculino, con mi madre parada a su lado, con la mano en su hombro. Llevaba un vestido blanco con flores estampadas y se veía muy feliz. El Sr. Juan, con su traje y corbata habituales, la cabeza calva y el rostro severo, se las arregló para tener una sonrisa en los labios también.

Adri, comenzó mi madre, Juan y yo tuvimos una pequeña aventura ayer. Como sabes, hemos pasado tiempo juntos los últimos meses, así que es un poco repentino, pero ayer nos casamos.

Me quedé atónito y no supe qué decir. Si bien no me disgustaba el Sr. Juan, en realidad no nos habíamos unido en absoluto y no estaba preparado para esta noticia. El silencio pareció colgar allí.

El Sr. Juan se aclaró la garganta y rompió el silencio.

Sí, muchacho, sé que esto ha sido una sorpresa, pero tu mamá y yo hemos dado el paso. Como todo fue bastante rápido, no hemos planeado una luna de miel, pero hemos decidido alquilar una casa de campo en el cercano distrito de los lagos durante la próxima semana donde podamos pasar un tiempo juntos. Con este fin, creo que su madre le ha pedido a su hermana Marga que se quede con usted en su casa hasta que regresemos. Durante ese tiempo, tú y tu tía pueden comenzar a empacar las cosas de casa y cuando regresemos, ustedes dos vivirán aquí.

Como dijo el Sr. Juan, fue rápido, pero espero que estés feliz por nosotros dos, cariño. Mi madre retomó lo que su nuevo esposo había dejado, pero con sentimiento en su voz. Me di cuenta de que quería que yo lo aprobara.

Sí, mami ... Sr. Juan ... Estoy feliz por los dos. Dije, esforzándome mucho por mantener la incertidumbre en mi voz. Dada la mirada que luego intercambiaron, sonrisas de tal brillo, supe que lo había logrado.

El Sr. Juan es ahora tu padre, cariño. Supongo que no sería bueno que lo siguieras llamando por señor.

Ese es un muy buen punto, respondió mi hermosa esposa, mi nuevo padre. Esto es lo que me gustaría. Coges el coche y te diriges a tu antigua casa y te pasas unas horas haciendo la maleta y dejando unas instrucciones para tu hermana. Dennos a Adrián ya mí unas horas para hablar de nuestra nueva relación. Entonces, podremos cenar todos juntos en familia. ¿Quizás podrías llamarnos antes de ir, en caso de que necesitemos más tiempo?

Es una idea maravillosa, Juan. No te importaría terriblemente, ¿verdad querida? Me preguntó mi madre. Realmente no quería estar aquí, pero tenía curiosidad por ver de qué quería hablar el Sr. Juan.

No mami, te esperaré aquí.

Eso es maravilloso. No debería tardar mucho más de dos horas, ya que querré hacer las maletas para mi luna de miel y que la tía Marga venga para que podamos repasar qué cosas de la casa deberían empacar. ¡Espero que mientras estoy fuera mis dos hombres tengan una maravillosa charla! Mi madre sonrió. Inclinándose para besar a su nuevo esposo en la boca, se acercó a mí y me dio un abrazo largo y profundo. Luego salió del estudio y mi nuevo padre y yo nos quedamos sentados en silencio hasta que escuchamos que su auto salía del camino.

De nuevo aclarándose la garganta, el Sr. Juan nos puso en marcha.

Joven, se trata de estas cosas de padre e hijo de las que quería hablarte. Amo a tu madre muy profundamente y cuando me casé con ella, me comprometí a ser tu padre también. Esto significa que, aunque no nos conocemos muy bien en este momento, tenía la intención de hacer todo lo posible por ti a mi manera. De hecho, me tomo muy en serio ser tu padre.

Gracias, dije, sin saber cómo responder. No había tenido padre desde que era niño y no sabía muy bien lo que implicaban sus palabras. Sin embargo, pronto lo descubriría.

De la forma en que me criaron, una madre y un padre tenían roles distintos pero relacionados que conducen al mismo objetivo. Para criar niños felices, bien adaptados, obedientes y que hicieron lo mejor de sus vidas.

El papel de una madre, continuó, es amar a su hijo incondicionalmente. Para adorarlo, hacerlo sentir cómodo y darle un hogar indulgente. Esto es para que tenga un sentido del amor en su vida y esté preparado para casarse con una mujer que también sea amable y cariñosa, aunque pueda ser un tipo diferente de amor el que experimenta con su esposa.

Para equilibrar eso, el papel de un padre es guiar a su hijo, proporcionar disciplina cuando la necesite. Para establecer y hacer cumplir las reglas que ayuden al niño a convertirse en un hombre fuerte, construya un carácter fuerte. Es esto lo que me propongo llevar a nuestra nueva familia.

Como saben, hasta ahora no he tenido hijos. Tu madre y yo esperamos cambiar, por eso nos casamos tan pronto. Dicho esto, no quiero que pienses que no sé cómo criarte. Puedo ver que tu madre ha cumplido su papel excepcionalmente bien, especialmente porque tu padre murió cuando eras tan joven. La forma en que habla de ti, el cuidado y el amor que muestra son exactamente lo que un niño necesita de su madre. Los dos lo han hecho bien hasta ahora, pero ahora están en una edad en la que necesitan orientación masculina. Necesita un padre que establezca límites y se asegure de cumplirlos, que sea estricto con las reglas y tenga una actitud sensata. Como ya dije, me tomo este rol muy en serio e implementaré algunos cambios en su vida. Dime chico, ¿cuándo fue la última vez que te pegaron en casa?

Sorprendido por la pregunta, me tomé un minuto para pensar. Realmente no podía recordar que mi madre me hubiera puesto las manos encima de otras formas que no fueran amorosas. Había habido una amenaza ocasional, pero nunca se cumplió y, de hecho, rara vez empujé la línea con mi madre. Le dije esto a mi nuevo padre.

Es bueno escuchar eso, Adri. Me pregunto si su comportamiento ha sido tan bueno como cree, pero esto es algo que descubriremos juntos con el tiempo. Sin embargo, estoy seguro de que tanto usted como su madre piensan que es así, pero veremos cómo está a la altura del nuevo criterio que pretendo implementar. Mi nuevo padrastro dijo, tono ligero, pero me di cuenta de que había algo detrás.

En mi casa, joven, como sucedía con mi padre, a los niños se les pega a menudo. Su tradición, que estaré cumpliendo contigo, no es solo pegarle a un chico por mal comportamiento, sino también como una forma de recordarle las consecuencias del mal comportamiento. Lo que esto significa es que tres o cuatro veces al año te encontrarás de rodillas, no porque hayas hecho algo mal, sino porque quiero estar seguro de que las consecuencias de un mal comportamiento quedan claras en tu memoria. Estos azotes serán tan duros como un castigo, aunque sin el elemento de mi desaprobación. De hecho, es posible que descubra que, como lo hicimos mi hermano y yo, brindó una oportunidad para el vínculo masculino, ya que este es un papel que solo un padre puede desempeñar.

Además, no hace falta decir que los azotes que administro son entre tú y yo. Debido a la naturaleza de los diferentes roles entre madres y padres, tu madre estaría bastante molesta si supiera los detalles de lo que sucede entre nosotros. Oh, ella entiende bien que los chicos de tu edad necesitan disciplina y que tengo la intención de ocuparme de ello, pero saber lo específico la molestaría mucho. Tú y yo no queremos causarle angustia, ¿verdad? Preguntó el Sr. Juan y esperó una respuesta.

No, no lo haríamos. Dije, en parte porque lo creía, pero también en parte atrapado en lo que me decían.

Ahora, muchacho, viene la parte de la conversación que no te va a gustar. Es mi intención aprovechar este tiempo mientras tu madre está fuera de casa para darte tu primera nalgada. Quiero hacer esto ahora para que tengas tiempo de reflexionar mientras estamos de luna de miel. Puedes pensar en ello como una paliza para aclarar todo nuestro mal comportamiento pasado, si quieres, pero quiero que entiendas por la experiencia cómo es una paliza en mis manos.

¿Bien ... ahora mismo? Pregunté, incrédulo ante el pensamiento. ¡Acababa de descubrir que mi madre se había vuelto a casar y ahora me iban a pegar! Fue demasiado para mí en este momento.

Sí, joven, ahora mismo. No va a ser una experiencia agradable para ti, pero la soportarás.

¡Pero por favor! ¡No he hecho nada! Exclamé, queriendo decir cualquier cosa para detener esto.

Como ya he explicado, muchacho, esta paliza no se trata de castigo. Se trata de establecer expectativas. De hecho , entonó mi nuevo padre, la voz se volvió severa, una de mis expectativas es que me obedezcan en todo momento. En este caso, eso significa que cuando decido que es necesario dar una paliza, no se me debe cuestionar.

Ahora, joven, quiero que te desnudes, quédate en calzoncillos

Moviéndome lentamente en estado de shock, comencé a quitarme la ropa. Comencé con mis zapatos, sacándolos de mis pies antes de desabrocharme el cinturón y bajar los pantalones cortos hasta los tobillos. De pie allí, con ellos agrupados alrededor de mis pies, lentamente me quité la corbata y desabotoné mi camisa, quitándola cuando todos los botones estaban desabrochados. Luego saqué mis pies de mis pantalones cortos y me quedé allí con mi chaleco, calcetines y calzoncillos.

Por favor, doble su ropa y póngala en mi escritorio, dijo mi nuevo papá con tranquila autoridad, sin haberme quitado nunca los ojos de encima. Era como si ya pudiera ver a través de mi ropa mi cuerpo desnudo.

Doblé rápidamente mis pantalones cortos y mi camisa y luego me quité los calcetines, colocándolos al lado de la pila. En este punto supe que no tenía otra opción y me quité el chaleco del pecho, y me quedé allí con nada más que mis apretados calzoncillos blancos.

Buen chico dijo mi padrastro, sus ojos evaluando mi joven cuerpo. Siempre he sido delgado y, aunque nunca sobresalí en los deportes, siempre he jugado y he tenido el marco para demostrarlo.

En un momento, iremos a la silla de madera que está allí, dijo, señalando la silla que estaba a la mitad de la habitación contra la pared.donde te bajaré la ropa interior y te pondré sobre mi rodilla. Esta será la primera de muchas nalgadas, pero como es la primera, te he permitido que te pongas la ropa interior para evitar el rubor. En el futuro, cuando te diga que te quites la ropa, estarás frente a mí completamente desnudo. Como ahora somos padre e hijo, no debería haber vergüenza entre nosotros. Es natural que un niño esté desnudo frente a su padre, ya que refuerza que el padre está a cargo y le da la oportunidad de examinar el desarrollo de su hijo. Sin embargo, no piense que esto significa que porque es la primera vez que le dan una palmada, no empezaré como pretendo continuar. Este será un azote completo, joven, y tu trasero estará bastante rojo y dolorido.

De hecho, tenía la intención de presentarles una serie de implementos. Por supuesto, sentirás mi mano en tu trasero, como en todas las nalgadas tradicionales, pero a mi disposición están mi cepillo de pelo, correa, remo, tawse y bastón. Sin embargo, creo que para esta discusión usaré el cepillo, la correa y el bastón. Con eso, buscó en su escritorio y sacó un cepillo de aspecto grueso y una correa de cuero corta, colocándolos sobre el escritorio con cuidado.

También encontrará que, a veces, lo acompañaré a su habitación a la hora de acostarse. Haré esto cuando tenga motivos para estar disgustado con su comportamiento, pero no creo que se justifique un azote completo. Esto podría deberse a una mala actitud general, mal humor o algo por el estilo. En estos momentos te darás cuenta de que estoy muy dispuesta a quitarte la parte de abajo del pijama y ponerte sobre mi rodilla para una buena palmada, así como una dosis del cepillo que dejaré en tu tocador. Creo que acostar a un niño con dolor en el trasero hace maravillas para mejorar tales deficiencias. Por supuesto, esto es algo que también quedará entre nosotros, ya que la disciplina ya no es asunto de tu madre. ¿Eso está entendido?

Sí, respondí dócilmente. Parecía que estaba destinada a pasar mucho tiempo sobre las rodillas de mi nuevo padre.

De pie, mi nuevo padrastro se acercó a mí y puso su mano en mi hombro, dándome la vuelta y llevándome a la silla que me había indicado. Deteniéndome unos pasos delante de él, procedió a tomar la silla de la pared y girarla para que el asiento quedara frente a mí. Luego se quitó la chaqueta, la colocó en el respaldo de la silla y se sentó. Lentamente, comenzó a desabrocharse la manga de su brazo derecho y fue allí donde noté lo grandes y duras que se veían sus manos.

Tomándose su tiempo para arremangarse, me quedé allí esperando con nerviosa anticipación. Me había enterado hace menos de 15 minutos que me enteré de que tenía un nuevo padre y aquí estaba yo ante él, a punto de recibir mi primera nalgada en muchos años.

Una vez que se subió la manga hasta el antebrazo peludo, papá se acercó y me colocó de lado. Abriendo las piernas, se tomó un momento para frotar su mano sobre mi trasero cubierto de calzoncillos antes de inclinarme y colocar mi trasero de modo que descansara en su muslo medio derecho.

Tomando otro momento para colocarme en una posición cómoda, luego frotó mi trasero de nuevo durante unos segundos antes de usar ambas manos para bajar mi ropa interior hasta mis tobillos. Como mis pies no tocaban el suelo, esperaba que no se quedaran allí mucho tiempo.

Sentí su mano de nuevo en mi trasero desnudo y luego se levantó y cayó estrepitosamente. Difícil. Grité por el dolor.

Sí, hijo, esto es lo que un chico necesita habitualmente. Esto es lo que te has estado perdiendo, pero lo que traeremos de vuelta a tu vida me dijo mi nuevo padre.

Con eso, procedió a azotarme a un ritmo, uno por mejilla, cada golpe fuerte y distinto. No habiendo sido azotado en muchos años, puedo decirles lo sorprendido que estaba por la sensación mientras trataba de mover mi trasero para alejarme de su mano. Esto no funcionó.

Después de un buen número de golpes únicos, mi padrastro y mi disciplinante me dieron tres golpes por cada lado debajo de mis nalgas en la parte posterior de mis muslos. ¡Eso ciertamente me hizo saltar y gritar! Sin embargo, no hizo nada para detener la acción anterior. Podía sentir la palma llena de su mano con cada golpe y no podía evitar que mis piernas se subieran y bajaran, la ropa interior en algún lugar lejano. Era un niño indefenso al que mi padre me azotaba.

Sorprendentemente, en este punto el ritmo se aceleró y las nalgadas fueron más duras. Pensé que estaba azotando tan fuerte como podía, pero resulta que estaba equivocado. A medida que disminuía el tiempo entre cada azote, la quemadura comenzó a aumentar hasta que sentí que mi trasero era solo una llama continua. El ruido que hice también se hizo más fuerte cuando me puse más fuerte en el regazo de mi padre.

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Para un hombre que no tenía hijos propios, obviamente sabía cómo darle una paliza a un chico. ¡Su mano no pareció cansarse en absoluto!

Finalmente, el ritmo disminuyó hasta que nos sentamos allí, su mano descansando en mi trasero. Se frotó suavemente mientras comenzaba a hablar.

Bueno, muchacho, espero que esto haya comenzado a llamar tu atención. Tu trasero se está poniendo bastante rosado y creo que mi mano está empezando a desgastarse, es bienvenido. Vas a ponerte de pie ahora e ir a mi escritorio para traer de vuelta el cepillo. Con esas palabras me ayudó a levantarme y, ligeramente tambaleante, caminé de regreso al escritorio, plenamente consciente de mi trasero ardiendo mientras recogía el cepillo. Sintiendo su pesadez en mis manos, lentamente hice mi camino de regreso a mi nuevo padre y me paré ante él indicado. Traté de usar una mano para cubrir mi pene como nunca antes había estado desnudo frente a otra persona fuera del armario de la escuela, pero rápidamente apartó mi mano mientras tomaba el cepillo.

Te lo dije joven, no hay vergüenza de estar desnudo frente a mí. Soy tu nuevo padre y este es uno de mis deberes: tenerte desnudo ante mí, sin secretos entre nosotros. Así es como un niño y su padre crean confianza y vínculos. Te voy a disciplinar y te va a doler, pero vas a salir por el otro lado habiendo aprendido una lección valiosa. De ahora en adelante mantén las manos a los lados. Esto fue dicho con una voz severa, una que hace que un niño escuche la autoridad en él sin cuestionar.

Ahora, esa fue la primera paliza que recibiste en mucho tiempo, hijo, y estoy orgulloso de la forma en que lo tomaste. En un momento retomarás tu posición anterior y sentirás los efectos del cepillo. Con eso, levantó el cepillo para que volviera a ver. Tenía la espalda plana y gruesa. Me pregunté en qué cabello se había usado por última vez, ya que no parecía tener ninguno. O se limpió meticulosamente después de cada uso o nunca había tocado un cuero cabelludo en su vida.

Cepillo en su mano izquierda, usó su derecha para moverme de nuevo a su lado y ponerme sobre su regazo una vez más. Esta posición ya comenzaba a resultar familiar. Sintiendo el frescor de la madera mientras frotaba mi cálido trasero, después de unos momentos sentí como dejaba mi piel y bajaba con fuerza castigadora.

Me gustaría decir que lo tomé estoicamente, pero este no fue el caso. Dejé escapar un fuerte grito y terminé justo a tiempo para sentir que el cepillo bajaba de nuevo a la otra mejilla. Incluso cuando es más difícil, la mano de mi nuevo padre no había sentido nada como esto. Rápidamente me di cuenta de que lo que había pensado como una quemadura en mi trasero era solo una llama suave en comparación con el calor que ahora estaba aumentando.

Esta vez me dieron nalgadas en series de diez. Diez buenos golpes fuertes, la mayoría en mis nalgas, pero algunos volvieron a encender el fuego donde mis nalgas se encontraron con los muslos y luego una pausa. Luego fue seguido poco después por el siguiente grupo de diez. Pronto comencé a patear y gritar, y su padre le enseñó a un niño su lugar.

Después de un número interminable de series (perdí la cuenta después de 5), mi padre tomó mi brazo derecho y lo sostuvo contra mi espalda. Luego colocó los azotes con mayor fuerza.

* golpe * * golpe ** golpe * * golpe * * golpe * * golpe * * golpe * * golpe * * golpe * * golpe *

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En este punto yo era un niño llorando, sobre el regazo de su padre en la posición de honor. Sabía que no era un castigo y que no había hecho nada malo, pero juré que me comportaría de la mejor manera para evitar esto tanto como fuera posible.

Cuando terminó, mi padre me puso de pie y me llevó a un rincón de su estudio. Me quedé allí, frotándome el trasero y llorando en voz alta, mi trasero rojo a la vista mientras mi nuevo padrastro se sentaba en silencio en su escritorio. Después de unos minutos, mis lágrimas comenzaron a disminuir y escuché su voz llamarme desde la esquina para que me parara frente a su escritorio. Me volví, me acerqué y tomé el pañuelo que me tendió, me sequé los ojos y me soné la nariz sin intentar cubrir mi desnudez.

Puedo ver cuánto te ha afectado esa dosis de cepillo, hijo. No me preocuparía demasiado por el llanto, la mayoría de los chicos lo hacen cuando toman lo que les han dado, especialmente cuando es su primera vez. Sin embargo, tu trasero se endurecerá con el tiempo. dijo mi padre en tono tranquilizador.

Ahora, dijo más enérgicamente, nos quedan dos implementos. La correa y el bastón. Creo que unos buenos treinta golpes fuertes con la correa seguidos de seis con el bastón harán lo que quería hacer esta noche.

Quiero que te acerques al respaldo de la silla y te inclines sobre ella, agarrando el asiento con las manos. Sin embargo, recuerde permanecer en posición, ya que pararse o moverse puede ser peligroso y resultará en golpes adicionales. Mi padre me instruyó.

Pero ... pero ... ya tengo mucho dolor. ¡Prometo que seré bueno! Dije, las lágrimas amenazaban con volver al pensar en lo que me quedaba por soportar.

¡Chico! Creo que les hablé de mi expectativa de obediencia. Sé que tiene un dolor desacostumbrado, pero esto no es una negociación. Marcha hacia allí y haz lo que te digan. Su voz era tan inflexible y tenía tanto miedo de empeorar las cosas, gemí silenciosamente mientras caminaba, el calor de mi trasero seguramente dejaba rastros detrás de mí. Sin una palabra más, asumí la posición que me había descrito. Podía escucharlo tomar la correa corta que había visto tirada en su escritorio y escuchar las pisadas mientras se acercaba. Lo siguiente que supe fue que podía sentir su mano suavemente en mi espalda mientras tomaba posición a mi lado, colocando la correa suavemente en mi palpitante trasero para medir la distancia. Se sentía como si estuviera tardando una eternidad, pero muy pronto deseé que hubiera tardado más.

* Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap *

El primer grupo de cinco fue deliberado y lento. No tan intenso como el cepillo, todavía saltaba y gritaba con cada golpe. * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap *

Los siguientes cinco fueron más rápidos, la quema se fue acumulando ya que había menos tiempo para que se desvaneciera entre los golpes. Intenté apretar los dientes para contener un poco, pero aún así mi voz y mis saltos me traicionaron.

* Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap *

La siguiente serie fue una serie doble de 10, dada tan fuerte y rápido como pudo mi padrastro. Estaba saltando de nuevo y tenía lágrimas en los ojos, que bajaban por mi nariz para aterrizar en la silla frente a mí. * Whap * * Whap * * Whap * * Whap * * Whap *

Otros cinco dados rápido y duro, toda mi mente estaba centrada en mi trasero y tratando de soportar el ataque.

* Whap *

* Whap *

* Whap *

* Whap *

* Whap *
Los últimos cinco fueron de nuevo lentos y deliberados, pero con más fuerza hasta ahora. Volví a llorar y sollozar cuando mi padre me enseñó una lección.

Sintiendo que la mano se levantaba de mi espalda, me quedé en la posición que él me acababa de ordenar. Pude verlo en mi visión periférica volviendo al escritorio para colocar la correa hacia abajo y luego escuché como se movía fuera de mi rango visual para recuperar el bastón.

De pie frente a la silla, con los pies separados al ancho de los hombros, mi padre me ordenó que me levantara.

¿Alguna vez te han azotado en la escuela, hijo? Mi padre preguntó, a lo que negué con la cabeza.

Esto es lo que se llama bastón normal. Es más pesado y menos látigo que el bastón junior, pero no tan severo como el bastón dragón. Durante cientos de años, los niños de nuestro país se han inclinado y han recibido muchos golpes de un bastón de este tipo. Yo mismo tengo de la mano de mi padre, así como de varios de mis maestros de forma. Dolerá como las llamas, pero tenga la seguridad de que saldrá con nada más que un trasero muy dolorido y una serie de golpes para mirarse en el espejo.

Ven a verme aquí ordenó.

Caminé en silencio, con pavor en cada célula de mi cuerpo mientras me ordenaba que me inclinara y me agarrara por encima de los tobillos. Alzando la mano hacia mi vientre, agarró suavemente mi pene y escroto y los sacó de entre mis piernas, asegurándose de que no pudieran ser golpeados por el bastón.

Al retroceder, siento que el bastón descansa suavemente contra mi caliente trasero mientras él se asegura de nuevo de su postura. Entonces escuché mientras lo agitaba por el aire, el cabello en la parte de atrás de mi cuello se elevó cuando el miedo explotó en la boca de mi estómago. Cuatro de esos buches más tarde, lo sentí reemplazado en mis nalgas.

Como lo han hecho los muchachos antes, contará cada golpe y pedirá otro. La fórmula es así: un señor, permítame darme otro hasta que lleguemos a seis. Simplemente contará el sexto golpe, de lo contrario me veré obligado a acceder a su pedido y darle otro golpe. ¿Está claro, chico? Preguntó, sin piedad en su voz.

Sí, señor , respondí, prometiendo dejar de preguntar después del quinto golpe.

Muy bien, comencemos, y con eso sentí que el palo se levantaba de mi trasero, seguido por el silbido de nuevo. Esta vez, en lugar de simplemente guardar silencio cuando terminó, lo escuché morder mi trasero y luego sentí que el dolor explotaba en una delgada línea que parecía apoderarse de todo.

UN SIR. Grité, desesperada por que el dolor se detuviera. Desesperada por detener el escozor que se despertó en mi trasero. Pero, lamentablemente, sabía que aún no iba a suceder.

¿Puedo tener otro, señor? Pregunté, con un dolor tan insoportable. El conocimiento de que esto era lo último que quería, pero lo que tenía que hacer, no pasó desapercibido para mí. Sí, muchacho, puedes, fue la respuesta. Sentí que el bastón se levantaba de nuevo solo para bajar con tanta fuerza como el anterior, pero un poco por debajo.

Esta trayectoria descendente de golpes por mi nalga continuó hasta el quinto golpe, donde aterrizó nuevamente en el lugar donde se unían mi trasero y mis muslos. El dolor era tan inmenso, tan abrumador que me dejó sin aliento. De nuevo estaba sollozando y llorando, sin querer nada más que que esto se detuviera, sabiendo que mi nuevo padre no mostraría piedad y que tenía que soportar un último golpe.

¿Puedo tener otro, señor, le pregunté entre lágrimas. Sintiendo que el bastón se elevaba por última vez, bajó cortando los otros golpes. Las lágrimas corrían por mi rostro, tanto por el dolor como por la parte de mi cerebro que sabía que mi terrible experiencia había terminado. Sabía por las palabras del nuevo esposo de mi madre que volvería a soportar esto, repetidamente, pero el alivio que sentí por el cese no podía describirse.

Suavemente, sentí que una mano me levantaba de la posición inclinada y me movía de modo que cuando mi padre se sentaba, yo me sentaba en su regazo. Sentí sus brazos rodearme y por instinto, los míos también lo rodearon. Sintiendo sus manos en mi espalda mientras sus brazos rodeaban mi pecho, mis lágrimas continuaron saliendo. No sé cuánto tiempo estuvimos allí, diciéndome cosas reconfortantes mientras mi trasero inflamado sentía cada hilo en sus pantalones, pero finalmente me calmé y rompimos nuestro abrazo.

Luego me puso de pie y puso mi espalda en la esquina por un tiempo para pensar en lo que había sucedido y recuperarme. Después de unos 15 minutos, me llamó para que me parara frente a su escritorio y me devolvió la ropa interior para que me la pusiera.

Adri, acabas de recibir tu primera nalgada. Sé que fue muy difícil de soportar, pero lo hiciste bien. Ahora, como he dicho, esto es entre nosotros. Tu madre no debe saber, ni de palabra ni de reacción, lo que ha sucedido entre nosotros aquí. Esto significa que quiero que te laves la cara y te quites el enrojecimiento de los ojos. También significa que, a pesar de cuánto te duele el trasero, no debes hacérselo saber. Estaré muy desilusionado y molestará mucho a tu madre, como ya he explicado. Mientras estamos en nuestra luna de miel, quiero que reflexionen sobre lo que ha sucedido y lo que significa para usted. Algún tiempo después de nuestro regreso, usted y yo discutiremos en privado este y otros temas. Quiero que comprendas que esto se está haciendo para tu beneficio y, incluso si nunca lo disfrutas, comprendes por qué deben suceder estos azotes.

Sí ... ¿Papá? Realmente no estoy seguro de cómo llamarte. Dije en respuesta.

Esto también es algo que podemos discutir después de que tu madre y yo regresemos de nuestra luna de miel. Les agradaría mucho a los dos que vinieran a llamarme papá, o quizás padrastro, pero no creo que debamos insistir en el tema esta noche. Tómese un tiempo mientras piensa en otras cosas la próxima semana y tomaremos una decisión más tarde.  Sí, quizás pueda discutirlo con mi tía. Respondí.

Es una buena idea, hijo, pero te advierto que no le hables de las nalgadas. Como mujer y como hermana de tu madre, probablemente sentiría la necesidad de decírselo sin importar el nivel de secreto que tú la juraras y, como sabemos, ese conocimiento molestaría a tu madre.

Asentí con la cabeza, sabiendo del vínculo entre mi madre y su hermana. Me senté en silencio por otro momento y luego fui a lavarme la cara en el baño contiguo, así como a mirarme el trasero en el espejo. Estaba muy enrojecido y caliente al tacto y podía sentir las marcas del bastón así como algunas otras ronchas que se habían levantado. Curiosamente, además del dolor, sentí una pequeña sensación de orgullo por soportar lo que tenía. Como ha dicho mi padrastro, sentí una sensación de logro por haber soportado lo que tenía y haber salido del otro lado.

sábado, 12 de octubre de 2019

Spank y medical cap 2

Relato: Spanking y medical. Parte 2. Versión edsuarmi. Rápidamente llegamos al hospital (si cuando quiere parece Spidi González) , no es una situación desconocida para nosotros, continuamente tenemos que acudir a emergencia porque yo no me cuido como corresponde. A veces me preguntan por qué lo hago, si sé que es importante que cuide mi salud y sobre todo, esta maldita asma (es culpa de diosito que me quería fastidiar bien) que me pone muy mal. Espero que entiendan mis miedos a los médicos y a las inyecciones, pero si le pregunto a Lau seguro que diría que le da más miedo preocupar o hacer enojar a Gina (a la sargento). Apenas llegamos al hospital, soy recibida por el personal que ya me conoce demasiado bien (es que son unas metiches y más de una vez me han visto con el culete bien rojo por culpa de Gina que no nos tiene paciencia menuda bruja esta echa) son muy amables con nosotras (creo que les doy penita). Hacía mucho que no teníamos que llegar corriendo y, mucho menos, e esas horas de la noche. Mientras los médicos y enfermeras se encargaban de revisarme, Gina y Lau esperaban sentadas en el pasillo. Yo miraba a los médicos con cara de pánico, hasta que dictaminaron una pequeña bronquitis. Mientras fuera Gina y Lau esperaban fuera sentadas en la sala de espera. Me imaginó a Lau haciéndose la despistada, aunque seguro que está preocupada por mí salud (aunque sabe que estoy en buenas manos) (Os imagináis la mirada directa de Gina clavada en Lau?? Cachiss me la estoy perdiendo). Ahora imaginaros a Gina a punto de interrogar a Lau (pobre seguro que se iba patas abajo) (os lo imagináis?? A más de uno se le pone los pelos de punta) Después de media hora, que a mí hermanita le parecería una eternidad, salió el médico a hablar con Gina, al parecer fueron buenas noticias (edsuarmi tiene una pequeña bronquitis) noté un gran alivio en su expresión. - Solo quiero dejarla esta noche en observación pero, no se preocupe, mañana temprano se la puede llevar a casa (será mamón el médico, mira que dejarme aquí sola en un box). Ahora vayan a descansar pero primero pase a verla así se irá más tranquila, que la nena dormirá relajada el resto de la noche. Dijo el doctor sonriente, mientras frotaba con cariño el brazo de Gina. Gina pasó a verme con la cara de enfadada y cansancio (ufff si supiera el miedo que me da cuando me mira así, se parece a un ogro), llegó a donde yo me encontraba en la camilla con oxígeno puesto y una vía con suero (con lo que les costó ponerme la y los sudores que les hice pasar), Gina me da un besito en la frente y me explica que me tengo que quedar en observación y que ella mañana a primera hora vendrá a buscarme y veo como se va. Seguramente se despedirían del doctor y saldrían rumbo al estacionamiento. Se subirán al auto, y aún no se han terminado de sentar y ya Gina estará regañando a la pobre Lau (si La Sargento supiera que es porque la tenía amenazada con darle sus verdaderas nota a Gina). Me imagino riñendo la: Gina: A ver, a ver, jovencita... No vengas ahora a intentar cambiar las cosas, en la casa tú dijiste que tu hermana llevaba 3 días así (es que lau es un poco boca chancla), entonces sabías que estaba más mal de lo que ella misma reconocía. Pero, bueno, no necesitas revolver más tu historia, llegando a casa vamos a hablar tú y yo, pero ya sabes cómo (no es justo me voy a perder el castigo de Lau y su lloradera). El trayecto del hospital a la casa duró un parpadeo. Me imaginó a Lau pensando: Lau: Gina tenía razón, actué de manera irresponsable pero, no es justo, Edsuarmi también tuvo parte de la culpa, ella también debería pagar su parte... Ojalá los doctores le dejen las nalgas como coladera de tantas inyecciones. Seguro que Lau entrará arrastrando los pies, porque sabe muy bien lo que le va a pasar. Ahora cierren los ojos y dejen volar la imaginación con lo que creo que puede pasar: Gina: Laura Magdalena (no boba croissant), te quiero de rodillas en el sofá, calzones abajo y manos en la cabeza (que empieza el baile del sambito). Seguro obedeció de inmediato, sabía que estaba en verdaderos problemas y no estaba dispuesta a agravar la situación (porque es una gallinita asustada). Imaginaros moviéndose antes de pararse atrás de ella, diciéndole que serían 20 azotes y que debía contarlos en voz alta (anda como si no supiera contar ella solita), además de repetir la frase 'debo ser más responsable de la salud de mi hermana'(ellas y sus frase sitas tontas). Comencemos. Cuando sintiese el primer impacto del cinturón grueso (woo nada más ni nada menos que ese horrible cinto), el que usa poco pero en situaciones especiales. No sé cómo, pudo llegar al final del castigo (seguro que tartamudeando y con muchas lágrimas). Sintiendo el enojo y la decepción de Gina en cada azote. (no vayamos hacer crueles pusimos pocos cuerazos), sin embargo, el mensaje le llegó de pleno (pueden poner la mano en el fuego, se lo digo yo). Después diciendo Gina: Esta es la parte que te corresponde por ocultarme algo tan importante con respecto a la salud de Edsuarmi, Laura Magdalena, pero mañana o pasado, dependiendo de cómo se recupere tu hermana, las dos juntas me van a explicar esta y varias cosas más. Vete a dormir ahora, señorita (así me lo he imaginado yo pero esto es solo mi imaginación nada que ver con la realidad (jajajajajajajaja ni yo me lo creo, esto pasó y punto)). Continuará...

Spank y medical cap 1

Relato: spanking y medical. Parte 1 versión edsuarmi Laura sabía que estaba enferma desde hace varios días con malestar general, yo no había dicho nada y tenía medio sobornada a Lau con decirle a Gina sus notas si lo contaba porque yo le había dicho que no era tan grave, que se me pasaría en unos días y que se iría sin necesidad de tratamiento, yendo se solo como vino; pero no fue así. Me encontraba fatal y estábamos ya en la habitación, listas para irnos a dormir, oí los pasos de Gina y me asuste, sabía que si me veía se daría cuenta así que no se me ocurrió otra cosa que meterme en el baño (contra si resulta que me ha entrado cagalera de solo pensar que me descubriría enferma). Gina entra todas las noches a darnos las buenas noches, nos besa la frente (como si fuéramos bebes) y nos arropa para dormir (lo dicho, solo falta que nos ponga el chupete aysss que mujer). Así que solo lo pudo hacer con Laura porque yo seguía en el baño. Gina: ¿edsuarmi, nena, está todo bien? Yo: Sí, esta todo fenomenal (ufff como puedo hago acoplo y le contesto con lo que me cuesta), como siempre o que te crees que acaso me estoy muriendo?(ufff lo mal que lo estoy pasando espero que se lo crea sino me mata ella) Gina es una dramática siempre se está preocupando por nosotras, nos cuida y nos protege en todos los sentidos (me da que tiene hasta cámaras en todos los sitios). A veces, incluso, por encima de sus necesidades. Oígo como tintinea sus zapatos yendo se dé la habitación. Salgo pitando del baño estoy congelada. Yo: Milagro, qué bien que se fue pronto y no me espero....... Estaba echa un flan y seguramente toda colorada, Lau me observaba pero no dijo nada. Nos acomodamos las dos en nuestras camas y nos dispusimos a dormir. Cada vez me sentía peor me costaba respirar y el tiempo pasaba muy lento, ya empezaba a entrecortarse mi respiración, los sudores caían por mi frente y siento que mi hermanita que es dos años más pequeña que yo me mira algo asustada (menuda cara de momia tenía la pobre) sabe que algo anda mal. Efectivamente que andaba mal, mi respiración entrecortada cada vez era más notoria con ese sonido ronco que salía muy dentro de mí y esos sudores fríos y mucha temperatura. Laura: Edsu, ¿estás bien? (va y me pregunta, me dieron ganas de decirle idiota no ves que no) ¿Cómo quiere que le responda si me falta el aire?? A lo mejor poniendo le caras se entera. Saltó de la cama como si fuera un tigre (creo que la asuste, pobre menuda cara tenía, jjajaja estaba buena para haberle hecho una foto y ponerla en el facebook) gritando como una loca hasta la habitación de Gina,(menudo susto se llevaría la pobre). Gina llego como una loca (cuando quiere parece un gamo), me toco la frente y palpo en mi cuello. Lau hija tráeme el botiquín que tengo en mi closet (le ordeno Gina, si será mandona), mi hermanita fue cagando leche. Cuando llego, Gina me había ayudado a incorporarme y sentarme en la cama, me sentía una pura mierda en ese momento, sin embargo quería quitar hierro al asuntillo (de la enfermedad), alegando que no era para tanto, que ya me encontraba bien y que solo sería un pequeño resfriado. Pero Gina no me creyó (no me extraña no me creo ni yo). Gina: Laura, dame él termómetro y el frasco de vaselina que están en el maletín (yo mientras suplicaba con señas a Lau que le dijera que no estaba)… Y tú, Edsuarmi, vírate y baja tus calzones (ni loca), vamos a medir tú temperatura, a ver si es cierto que no es nada. La tonta de Laura obedeció (me las pagará), aunque, se le veía el miedo en los ojos. Ella sabe mejor que nadie lo terrible que es cuando té toman la temperatura vía rectal... Es tan humillante siendo grandes e incómodo. Pobre de mí. Yo: Pero, pero, Gina, ya no soy una niña pequeña, por favor, no es necesario que me tomes así la temperatura, que vergüenza (que dirán mis amigas si se entera que La Sargento nos trata así). Gina: Más vergüenza té va a dar si té llevo al hospital con las nalgas rojas, señorita. No discutas y obedece ahora mismo.(glupp con esa cara de gestuda y gruñona, capaz es). Ni modo no me juego el cuello en este momento, cuando Gina da una orden, está s debe llevar a cabo de inmediato, si no, hay que atenerse a las consecuencias. Así que no me queda de otra. Lentamente me incorporo, me bajó el pantalón y siento como los cachetes me arden más, después los calzones blancos mi piel es blanquecina y más en la retaguardia. Me tumbó sobre las rodillas de Gina (esa posición la tenemos muy bien aprendida ambas). Mi hermana no me quitaba ojo, por alguna razón, esas escenas hacen volar mariposas a mi hermanita, y más si ella no es la protagonista. Gina tomó la vaselina y untó generosamente la punta del termómetro, de igual manera lo hizo con su dedo índice que fue a parar a mi pequeño hoyuelo que, ante el contacto, me estremezco y comienzo a gimotear y arrepentirme de no haber puesto obstáculo ninguno como si fuera una niñita pequeña. Gina, experta en estos menesteres, me separó las nalgas con los dedos de su mano izquierda y, con la otra, introducía lentamente el termómetro en mi agujerito (grrrr no me gusta nada esta sensación). Gina: ¿Por qué no me habías dicho que te sentías mal, Edsuarmi? Yo: no quería preocuparte Gina, además no me había sentido tan mal, te lo juro (mentira cochina, menos mal que ella aún no me pilla en ellas). Laura: no es cierto, Gina, lleva tres días así y no te quiso decir nada porque le dan miedo los doctores y las inyecciones. (será bocota mirando la como diciendo ya verás cuando me las cobre). Laura y la pista de aterrizaje que tiene por boca. (menuda chica está). Gina: Cómo, ¿tú sabías de esto y tampoco dijiste nada, Laura Magdalena? Recorcholis, mi hermanita se quedó en blanco, ella solita se ha delatado (es que hay que ser tonta menuda pillada). En ese momento nosotras la observamos con nuestras miradas asesinas sobre ella. Yo estaba tan vulnerable en ese momento, que no representó ninguna amenaza, pero Gina, oh Gina... Ella sí que daba miedo (de verdad del bueno, ni una película de terror da tanto pánico). Gina: Ahora hay que resolver esto, tienes muchísima fiebre, Edsuarmi (ufff tragando saliva, necesito pensar como librarme pero no pinta nada bien para mi). Ambas están castigadas hasta nuevo aviso ya hablaremos. Ahora vístanse, iremos al hospital. Continuará...

jueves, 10 de octubre de 2019

Relato azotes MADRE SOLTERA 3


Bad Boy Bobby

Lentamente había estado llegando al final de mi ingenio. ¡Mi dulce y pequeño Timothy se había convertido en un monstruo diminuto! Se había estado metiendo en problemas en la escuela. Tal vez solo me estaba probando, no lo sé. Pero Jack y yo nos habíamos acercado bastante y sentí que a medida que pasaba el tiempo, lo acercaba a mi objetivo final de matrimonio. Se dio cuenta de que Timothy estaba presionando los límites, yendo más allá del fondo. Dios sabe, lo había azotado yo mismo hasta que su trasero parecía listo para caerse. Tuve una conversación con Jack sobre eso una noche. Estábamos en la cama, en realidad. Esperaba que él se moviera más allá de solo quererme para una pareja sexual, sentí que se dirigía hacia allí.
Sabes, Jack, realmente me estoy enamorando de ti.
Puedo sentirlo, Sara. Siento que voy por el mismo camino.
Me incliné, puse una mano sobre su pezón más cercano a mí y me acurruqué contra él. No sé qué hacer con Timothy. Parece estar empeorando cada vez más.
Sí. Parece que realmente está explorando, probando tus límites. Me pregunto si está tratando de provocarte, incluso provocarme a mí. He estado viniendo con frecuencia. Tal vez él quiere que me case contigo tanto como tú. Él está tratando de llamar nuestra atención, ver si estoy listo para ser su papá.
Suspiré. Sabía que Jack era un buen hombre. Era un trabajador de cuello azul, pero hizo un buen dinero en comparación con mi trabajo de camarera. Nunca seríamos ricos, pero nunca soñé con ser rico, no he querido realmente. Solo un techo sobre mi cabeza, un amante satisfactorio, buena comida para comer, ropa bonita. Y sí, quería una buena figura paterna para Timothy.
Jack me abrazó con fuerza, tenía su brazo debajo de mis omóplatos, me mantuvo cerca de su cuerpo caliente. Te digo qué, Sar. Creo que tal vez Timothy necesita que alguien más que su mamá le pegue el trasero.
Lo miré ¿Lo dices en serio?
Me miró con sus ojos marrones conmovedores y su gran bigote tupido. Sí. Creo que tal vez es hora de que comience a comprometerme con esta familia. Él y yo necesitamos algo de tiempo a solas y necesito explicarle qué pasa. Una conversación de hombre a hombre, se podría decir. O un hombre a chico hablar. Sé exactamente lo que necesito decir y también creo que quizás sea mejor SI nos casamos, déjenme manejar la disciplina de ahora en adelante.
Pongo mi cabeza hacia abajo, mirando su pecho y más allá, de costado. Solo contemplando. No pude evitar notar el uso de if . Lo que tú digas, papá Jack.
Se rio entre dientes. Me agarró de nuevo, me atrajo hacia sí, se agachó y me dio un beso largo y sensual.
Te amo bebe
Sonreí. ¿Eso significa que pronto seré la señora Jack Carpenter?
Tal vez, cariño. Solo tal vez.
Nos aferramos el uno al otro. Este paso con Timothy puede ser justo lo que nos lleve hasta el final. Si me siento comprometido a criarlo, manejar su disciplina, creo que es hora de que deje mi vida de soltero.
Sonreí.


Establecemos un día y una hora. Un sábado por la noche, cuando Timothy y yo estaríamos en casa. No hay escuela, no hay trabajo. Jack quería que estuviera en casa, pero no en la habitación de Timothy. Trabajé el turno de desayuno y almuerzo temprano en el restaurante, así que esto sería un azote antes de acostarse. Era hora de que el joven Timothy se fuera a la cama. Bien, bien podría ir a limpiar la cocina, dije como parte de nuestra artimaña secreta. Me levanté, fui a limpiar la cocina.
Compañero, ¿qué dices tú y yo entramos en tu habitación y hablamos un poco?
Seguro.
Eché un vistazo justo antes de desaparecer alrededor de la pared que separaba la sala de estar y la cocina, los vi levantarse. Jack le ofreció la mano a Timothy. Se fueron.
Empecé a traquetear platos, hice mucho ruido. Parecía que la puerta del dormitorio estaba cerrada, así que detuve todo y me acerqué. Escuché a mi hombre pronunciar un discurso para Timothy. Me colé justo al lado de la puerta.
Pero Jack, ¿por qué me vas a azotar? Mamá hace eso y he estado bien últimamente.
¿Oh? ¿Es por eso que tu maestra envió una nota a casa, que has estado peleando con otros niños?
No parecía tener mucho que decir.
Sabes, Timothy, tu madre te quiere mucho. Y ella te pega mucho. Pero ella y yo hemos hablado y los dos estamos de acuerdo en que necesitas que te golpeen el trasero. Eres un niño y, sinceramente, un niño necesita que un hombre le pegue el trasero. Uno que fue niño alguna vez.
Timothy comenzó a derramar algunas lágrimas, sonaba como. No, por favor, Jack no me pegues.
Parecía que Jack se puso de pie. Evidentemente agitando la pala que compró recientemente, se dirigió a lo que estaba por suceder. Sé que la cuchara de cocina de mamá duele. Mucho. Pero recientemente compré esta pala. Si vas a recibir una palmada, debe ser con algo hecho para ese propósito. Por eso lo compré. Y te voy a dar una paliza cada vez que estés en problemas.
No, por favor, Jack.
Nunca reemplazaré a tu verdadero padre, pero si luego quieres llamarme papá o papá, te lo digo, no me importaría. Pero seré tu padre, Timmy. Y te disciplinaré cuando lo necesites.
Mi corazón se aceleró. Tenía planes de casarse conmigo. Y ahora iba a estar azotando a mi hijo de ahora en adelante. Esto pareció cementarnos aún más con él.
Así que baja tus pijamas. Ven, bájalos y recuéstate sobre mi rodilla.
Simplemente no pude resistirme. Gire la perilla muy lentamente. Casi fue visto por mi hijo desobediente, pero afortunadamente, Jack era zurdo y la cama estaba en el lado derecho de la habitación, por lo que Timothy necesitaba acostarse lejos de mí, su dulce y pequeño trasero en exhibición para que yo lo viera desde este ángulo. Timothy se quitó los pantalones y se fue a acostar sobre el regazo de Jack, pero llevaba ropa interior.
Tan pronto como cayó, Jack dijo: No del todo, pequeño. Bajemos esta ropa interior.
Metió la mano debajo, metió los dedos dentro del borde de Timmy's Fruit of the Looms Junior y los deslizó hacia abajo. Luego recogió la pala y la alineó con la pequeña burbuja que tenía delante. Tomó el top de Pijama de Timmy, lo empujó hasta la mitad de su espalda, mantuvo su mano allí, acurrucando a mi pequeño Niño Maravilla. Alineó esa pala y la envió.
¡PLAF!
Otro, PLOP!
¡PLAF! Timmy se sacudió, al igual que sus hermosos bollos. Jack iba un poco lento, a diferencia de mí. Cuando azoté a Timothy, fui rápido y duro. Jack se estaba tomando su tiempo, tal vez dos o tres segundos entre golpes. Y cada golpe fue bastante suave.
¡PLAF!
Esto fue una paliza? No aceleró el ritmo ni se balanceó más fuerte. Solo pequeños columpios delicados.
¡PLAF!
Muy lento, muy metódico. Muy deliberado ¡Un PLOP estable! ¡PLAF! ¡PLAF!
Pero comenzaron a sumarse. Timothy comenzó a retorcerse un poco. Noté que su dulce trasero se volvía lentamente rosado. Se retorció y la pala se balanceó muy lentamente, muy metódicamente. ¡PLAF! ¡PLAF! ¡PLAF!
Movió las manos hacia atrás para bloquear el disparo, pero Jack fue rápido, las agarró y las mantuvo en su lugar.
Ahora, Timmy, amigo mío, te voy a remar.
Y con eso, con las manos bloqueadas en su lugar, Jack fue a por ello. De repente, se balanceó con fuerza, rápido y furioso. Timmy trató de bloquear esos disparos, pero fue inútil. Jack balanceó esa pala unas diez veces, haciendo que esas delicadas mejillas se presionen con cada golpe. Timothy comenzó a llorar, se derrumbó. Jack bajó la pala.
Sí, adelante y llora. Llora tus ojitos, Timmy. Esto es lo que tienes que sentir cuando te azotan. Lloras por el dolor, pero debes lamentar tu comportamiento. Tienes que hacerlo mejor.
Lloró bien y fuerte. Jack comenzó a frotar su dulce trasero. También sentí una lágrima saliendo de mi propio ojo. Ambos. Esto fue muy conmovedor. Jack movió su mano por todo el trasero de mi bebé, calmando su dolor. Todavía lo mantenía apretado con la mano derecha, casi lo doblaba hacia atrás. Jack se agachó y besó la parte superior de la cabeza de su hijastro.
Wow, estaba enamorado, más que antes. Este evento me hizo algo, algo que no estaba seguro de poder explicar. Parecían estar en esta posición por un tiempo. Entonces vi a Jack sostener a Timmy aún más fuerte, coló su mano derecha alrededor del cuerpo de Timmy, más o menos tiró de él hacia arriba, haciendo que ese hermoso trasero se elevara en el aire. Luego fue a por ello: una palmada dura y rápida.
¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR! ¡AZOTAR!
¡No me di cuenta de que se acercaba! Aparentemente, tampoco Timothy. Parecía estar bastante conmocionado ahora.
¿Te irá mejor en la escuela?
Sí, Jack.
Le dio media docena más de azotes con su mano grande y masculina. ¿Vas a obedecer a tu madre?
Sí, lo haré. Sollozó un poco más.
Bueno. Levántate.
Timothy siempre tenía prisa por levantarse después de su azote. Se paró frente a su futuro padrastro. Me alejé de la grieta en la puerta para que no me viera. Apenas lo vi enfrentarse a Jack, sus pequeños PJ y ropa interior cayendo así que su pequeño tallywhacker estaba colgando. Después de lo que pensé era que él se estaba ajustando, guardando todo, escuché a Jack decir: ¿Quieres darme un abrazo?
Oh, no pude resistirme. Me acerqué a esa grieta, eché un vistazo dentro, los vi abrazándose, Jack todavía sentado en la cama. Mostrar más de Me fui, volví a la cocina, para seguir golpeando platos.
Jack me sorprendió. Apareció justo detrás de mí, me asustó hasta la muerte.
Noté que la puerta se abría. Pensé seguro que lo cerré.
Sí.
Ven conmigo, mujer.
Me agarró por la muñeca, prácticamente me sacó de la cocina y me arrastró directamente a mi habitación. Una vez allí, me atrajo hacia sí, me besó con fuerza. Luego tomó mi cuerpo y me empujó hacia la cama.
Quítate la ropa, mujer. Te voy a follar bien.
Mientras me quitaba la ropa rápidamente, lo miré. Se desabrochó la camisa y se quitó el cuerpo caliente. Se desabrochó el cinturón y se lo quitó del cuerpo. Me di cuenta de lo que estaba quitando también, pero simplemente no podía dejar de mirar su cuerpo fornido mientras se desnudaba. Se quitó los jeans y se quitó el cuerpo. Finalmente, dejaron sus calzoncillos negros. Noté el bulto muy duro en esos calzoncillos, pero luego se los quitó. Y esa polla suya simplemente rebotó. No creo haber visto una polla más grande en ningún hombre, en él o en el padre de Timothy o en cualquier otro con el que haya estado. ¡Era ENORME! ¡Solo lleno!
Finalmente me quité el sujetador y las bragas, y prácticamente saltó sobre la cama, se puso encima de mí. Acercó su cuerpo al mío y me besó apasionadamente. Podía sentir esa polla dura entre mis piernas, adornando mi coño rosa. Besó fuerte, fuerte. Se movió momentáneamente para poder almorzar con mis pezones duros y probar un poco de leche materna. Luego, permaneciendo muy duro todo el tiempo, se movió hacia arriba, preparado. Me miró profundamente a los ojos, me besó con fuerza, luego se agachó, acercó su polla dura a mi agujero de espera y comenzó a empujar. Lloré de placer y dolor cuando su ocho pulgadas comenzó a deslizarse dentro de mí. mis piernas un poco levantadas, mis rodillas dobladas.
Se metió dentro de mi coño muy bien, comenzó a golpearme. Sentí mis paredes de azúcar expandirse, dejando que su polla dura empujara dentro de mí profundamente. Entre besos, le pregunté: ¿Es correcto lo que escuché? ¿Planeas ser el padrastro de Timothy?
Usted apuesta.
Se aferró a mis hombros, entró profundo y fuerte, ¡su polla dura me destrozó!
Y deseé más que nada que esta acción profunda del pene me hiciera soltar un óvulo que se uniría con su esperma, dándole a mi joven Timothy un hermano o hermana.
No sabía cómo azotar a Timothy lo ponía de este humor, pero me pareció que me gustaba. Mucho.


Por favor, señora, por favor, señora, no te vayas
porque tengo la necesidad de decirte por qué estoy solo hoy.
Puedo ver tanto de mí aún viviendo en tus ojos.
¿No compartirías una parte de un corazón cansado que ha vivido un millón de mentiras?
Oh, he estado en Niza y en la isla de Grecia.
Mientras bebía champán en un yate,
me mudé como Harlow en Montecarlo y les mostré lo que tengo
. Los reyes me desnudaron y vi algunas cosas
que una mujer no debe ver

He estado en el paraíso, pero nunca he estado en mí

Edades y Etapas

Edades y Etapas Fue en una tarde lluviosa de viernes cuando Ruth estaba hablando con su vecina, y confiándole secretos desde lo más profundo...